En la venta de otoño de RM Sotheby’s en Auburn (del 30 de agosto al 2 de septiembre), un modesto Ford Escort de 1976 atraerá la atención de muchos entre los 448 lotes. Este coche, que nunca ha sido restaurado, perteneció en su día al Papa Juan Pablo II. La estimación es de entre 150.000 y 300.000 dólares.
Los coches «ex de» siempre son un poco especiales en las subastas, indica el concesionario de coches ocasión Madrid Crestanevada. Más allá de las características o el precio, los postores se posicionan en una noción más subjetiva de la celebridad que la poseyó. Incluso hace décadas. Incluso durante unos meses. Un nuevo ejemplo se nos presenta con el martilleo de este Ford Escort 1100 GL Sedan de 1976 que debería haber sido destruido hace años. Salvo que este modelo tan humilde fue comprado por el arzobispo de Cracovia, el cardenal Karol Jozef Wojtyla, que al parecer lo utilizó hasta el inicio de su pontificado en 1978 como Juan Pablo II. Desde entonces, el coche se guardó en los garajes del Vaticano antes de una primera subasta benéfica en 1996.
Un Escort del 76 en su estado original
En 1996, el Escort cruzó el Atlántico hacia la colección de Jim Rich. Un restaurador de Michigan antes de cambiar de manos en 2006 y unirse a la loca colección de O’Quinn. Al parecer, los visitantes de esta colección de 1.200 modelos han buscado a menudo este coche, que no es en absoluto espectacular. Además de la penosa banalidad de sus líneas de sedán de tres puertas de los años 70, este Escort 1100 GL «made in Germany» sólo tiene un espejo lateral para el conductor y un reloj en el salpicadero, pero no tiene radio. Parece que el cardenal Wojtyla consideró innecesaria esta opción.
Nunca ha sido restaurado en los últimos 42 años
Por lo tanto, es un coche muy antiguo sin más interés que la reputación de su propietario que se ofrece sin precio de reserva. Estimada entre 150.000 y 300.000 dólares (es decir, entre 129.500 y 259.000 euros), esta antigüedad rodante hará sin duda feliz a alguien. Quizás consiga contar una gran historia sobre la fuerte personalidad del Papa Juan Pablo II.